Receta: Espinacas cremosas y patatas gajo sin fritos

SIN GLUTEN - VEGETARIANA - Opción VEGANA

¡No os imagináis la alegría que me dio mi madre cuando me trajo dos enormes manojos de espinacas frescas! Me encanta la hoja de la espinaca fresca (tanto la normal como la baby) porque se presta a multitud de recetas: se puede cocinar, consumir en ensalada, añadirla a batidos, hacer cremas, tortillas, quiches... 

La espinaca es una hoja muy verde cuya composición es principalmente agua. Es una de las verduras más ricas en vitaminas y minerales por lo que  fomenta la sanación, es antioxidante, anticancerígena y regenerativa. Tiene muchísima clorofila que oxigena nuestro cuerpo purificando nuestra sangre. Dentro de los minerales, destaca su contenido en hierro, calcio, magnesio, manganeso y potasio, que nos ponen tan fuertes como Popeye. Sus vitaminas principales son la A (betacaroteno), C, E, K y varias del grupo B. Además es rica en flavonoides que protegen nuestras células y ácido fólico, muy útil para el sistema nervioso. 

Su contenido en grasas es escaso, al igual que de hidratos de carbono. Sin embargo, es una de las verduras que más proteína contiene (casi 3g por ración de 100g). Es rica en fibras que ayudan a depurar el organismo y a regular el tracto intestinal.

En definitiva que la espinaca nos ayuda a controlar el peso, a prevenir enfermedades, a oxigenar el cuerpo y recargar los depósitos de hierro, regenera tejidos, aumenta la fuerza muscular... Y todo esto se traduce en ¡ENERGÍA y VITALIDAD!

Hoy he preparado espinacas con salsa cremosa (pero ligera) de queso, acompañadas de patatas gajo caseras sin freír. Se trata de una combinación de alimentos equilibrada que nos aporta hidratos de carbono complejos, proteína, grasas, fibra, vitaminas y minerales ¡Una delicia!

(Para una ración)

Para las espinacas cremosas:

• 3 puñados bien grandes de hojas de espinacas frescas (luego reducen muchísimo su tamaño).
• 1/4 de cebolla.
• 1 ajo.
• 1 cucharada de aceite de oliva.
• un poco de pimienta negra.
• 1/4 leche de arroz.
• un poco de queso rallado (si lo prefieres, vegano).

Para las patatas:

• 1 patata mediana.
• 1 cucharada de aceite de oliva.
• Especias: sal, ajo, orégano, pimentón...

1. Es aconsejable preparar primero la patata ya que conserva el calor bastante. Para ello, lavar la patata para poder consumirla con piel (ayuda a una mejor digestión y asimilación de la fécula) y cortarla en gajos. 
2. Ponerla en un plato y taparla o meterla en una bolsa de asar con una cucharada de agua o aceite para que no se pegue. Cocinar en el microondas durante 5 minutos aproximadamente (el tiempo puede variar según la patata y el tamaño de los gajos).
3. Pasado ese tiempo, comprobar que las patatas están tiernas pinchando con un cuchillo.
4. Coger una sartén y echar una cucharadita de aceite. Poner las patatas encima y sazonar al gusto. Tostar durante un minuto hasta que se doren y se pongan crujientes. Reservar.
5. Para preparar las espinacas, calentar una cucharada de aceite de oliva en una sartén.
6. Cortar la cebolla en juliana y el ajo en finas láminas. Sofreír.
7. Añadir las hojas de espinacas a la sartén y remover. Aquí empiezan a menguar. Añadir entonces un poquito de pimienta negra. 
8. Cuando la espinaca esté pochada (en menos de un minuto está lista), añadir a la sartén la leche y el queso rallado. Remover hasta conseguir una mezcla cremosa.

¡Y ya tenemos nuestro plato preparado!¿A que es super sencillo? Pues te aseguro que está riquísimo, es saciante y te llena de energía ¡Es fantástico!

Si te animas a prepararlo, no dudes en dejarme un comentario en el blog o en las redes sociales.
Espero que os sirva de inspiración como receta y como estilo de vida saludable.

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